El primer jinete. Francisco M. Aguado Blanco
Anoche soñé que me reclutaban de nuevo. Es una pesadilla recurrente de cuyo significado no puedo acordarme. Otra vez sería pasto de dianas, órdenes incomprensibles, novatadas, juras de banderas interminables, uniformes raídos por la veteranía que era un grado, la cartilla, amigos para siempre que nunca volverías a ver más que en la polvorienta memoria y lanzamiento de gorras, roses o guns and roses.
No sudé ni una gota. Me lo tomé como a cachondeo pensando en mi tripa cervecera a paso ligero o en mis michelines desobedeciendo los giros a izquierda y derecha según su propia física de inercias y fuerzas centrífugas. ¡Pero amigo! No fue sudar sino el propio Diluvio Universal, ver que la orden de reclutamiento venía escrita en caracteres hebreos.
No sudé ni una gota. Me lo tomé como a cachondeo pensando en mi tripa cervecera a paso ligero o en mis michelines desobedeciendo los giros a izquierda y derecha según su propia física de inercias y fuerzas centrífugas. ¡Pero amigo! No fue sudar sino el propio Diluvio Universal, ver que la orden de reclutamiento venía escrita en caracteres hebreos.
technorati tags:relatos, Francisco, Aguado, Blanco, Israel, Mili
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home