Voleskine Ventaniano. Relatos Cortos, reseñas literarias, musicales y cinematográficas.

viernes, junio 16, 2006

Máquina de escribir. Programa: Limites Primera parte (1 de 2)

Adiós, Mama. Ariadna

Desde que te fuiste estamos los cinco algo perdidos. Nos llamamos a menudo para hablar de ti, para reconstruirte entre todos, para reconstruirnos del dolor de aquel sábado.
Andamos juntando nuestros trocitos para retenerte un poco más. Tratamos de recuperar, estando juntos, tu mirada, tu voz, tu genialidad, tus increíbles consejos, tu sentido del humor.
Desde que te fuiste ya nada es igual. Me duelen los besos y abrazos que ya nunca más podré darte.


“Ven a verme cuando puedas, mami” –te dije al besar tu carita fría.


Mientras llorábamos todos en “La Almudena, te sentí libre por fin. Dice Manín que andarás paseando con tacones altos por el cielo. Yo te veo también corriendo incansable en una pista de atletismo.
Te recordaré siempre porque fuiste un ejemplar único y genial. Libre y apasionada, divertida e inteligente, sensible y vital. Un torbellino.
Ayer repartimos algunas de tus cosas, tratando de cumplir tus deseos y con buen humor. Hoy sacamos tus cenizas a nadar a este lago de la Casa de Campo adonde tanto te gustaba venir. Prometo volver a echar un vermú o a dar un paseo en barca.
Y, aunque creo que ya me has hecho alguna visita, ven a verme cuando tengas un rato, mami.

Powered by Qumana