Voleskine Ventaniano. Relatos Cortos, reseñas literarias, musicales y cinematográficas.

jueves, junio 08, 2006

Máquina de escribir. Programa: Limites Primera parte (1 de 2)

Intentando robarle. Ana Polar.

Para Pedro Ayer Pedro cumplió un mes. Este era el lugar destinado para contaros lo maravillosa que fue su llegada, lo dulce de su espera, y el milagro del encuentro. Y si, también. Pero hay más, hay mucho más. El último mes estuve sentada en un banco incómodo en la Estación del Norte. Me dedicaba a mirar cada uno de los trenes que llegaban a final de trayecto y observaba atentamente a los viajeros que lo abandonaban. Él podía ser como uno de ellos, sólo que sabía que su cara sería una de las que marcarían mi vida para siempre. Es difícil decidirse cuando hay dos sentimientos brutales luchandote dentro. Por un lado es imposible deshacerse de la pena de saber que nunca volverás a tenerlo tan cerca. Por otro, deseas demasiado volver a ser persona, y el banco de la estación cada vez es más duro, más frío. Su llegada fue cuando casi estaba dormida. Envuelto en un paño, se calló cuando me dejó darle un beso.Después se lo llevaron y pasó un día en la incubadora. Veinticuatro horas separados después de tanta espera, pueden ser eternas. Ahora lleva ya un mes conmigo. Pedro crece deprisa, demasiado. Y me pongo triste cuando se me escurren sus segundos entre los dedos. Sólo con mis hijos he tenido la sensación de que el tiempo es comestible. Cada milésima se puede saborear y masticar. Me trago una a una sus respiraciones. Y por la cara que pone, yo creo que lo sabe. Sólo quiero detener el tiempo y que no se me vaya este olor que tiene en el cuello, ni esos gestos que no volverán nunca, ni esa mirada blanca, capaz de todo. Y no sé si para eso, debo acelerar o quedarme muy quieta. Y lo peor, es que temo que no lo sabré nunca. Por eso lo que suelo hacer es intentar volverme casi invisible, para que no sé dé cuenta el reloj, de que estoy aquí a su lado, intentando robarle.