Voleskine Ventaniano. Relatos Cortos, reseñas literarias, musicales y cinematográficas.

lunes, mayo 08, 2006

Máquina de escribir. Programa: Limites Primera parte (1 de 2)

4C08. Manuel Navarro Seva

Al subir a la cuarta planta, me he dado cuenta de que las paredes metálicas del ascensor han sido rayadas ya por los vándalos urbanos.Los pasillos son amplios y luminosos. Hay un jardín en el patio interior. Por aquí. Luego de entrar a la 4C08 y darle un beso, me he sentado en el sillón abatible de escay blanco que hay junto a la cama. La habitación es nueva, limpia, pero tiene ese olor propio a desinfectante de los hospitales. Ella está esperando tendida en la cama. Cuanto antes se lo hagan, he pensado, mucho mejor porque así dejará de cavilar si la van a dormir, si el corte será alrededor de la areola o más arriba, si se notará luego. Le he preguntado si le habían dicho qué tipo de anestesia le iban a poner, y me ha contestado, algo irritada, creo yo, que no lo sabía (puede que ya se lo haya preguntado antes). La mujer que hay en la otra cama (la 4C07) espera que le den el alta pronto, quizá hoy mismo. Hay un gran ramo de flores en la repisa. Le han quitado el útero y los ovarios. Acaba de llegar su hermana, se ha sentado junto a ella y hablan como si estuvieran solas en la habitación. Me molesta, pero qué puedo hacer. Abro el libro que he comprado ayer. Llevo leídas unas líneas cuando viene la celadora con un papel en la mano. Cierro el libro, me levanto del sillón. “Marta”, dice la celadora, “te vienes conmigo”. Y ella se deja llevar en la cama como si su cuerpo ya no le perteneciera. Veo una brizna de miedo en sus ojos. Trato de animarla, “todo irá bien”, le doy un beso. Y mientras desaparece, recuerdo cuando en agosto le dijo a su madre que tenía un bulto en el pecho. ¡Joder, cómo es posible, es tan joven! Hubo que pedir favores para que le hicieran pronto las pruebas. “Parece que no es maligno”, dijo la especialista, “pero habrá que esperar a la biopsia para estar seguros”. Eso nos tranquilizó a su madre y a mí y pudimos terminar las vacaciones sin pensar demasiado en ello.La mujer de la 4C07 está comiendo y nosotros nos vamos a la sala de espera. Hablamos, ahora no recuerdo de qué, como si no estuviera pasando nada. Fingimos que ninguno de nosotros está preocupado. No hay demasiada gente en este hospital de pasillos largos, suelos de mármol, paredes de madera blanca, aluminio, cristaleras. Hace ya más de dos horas…Por qué tardarán tanto... Puedes entrar o salir cuando quieras sin que nadie te interrogue o te pida una tarjeta… Qué estarán haciendo. Seguro que la habrán dormido… Cuánto tardarán en reanimarla… Voy a preguntar… No saben nada, dicen que el doctor vendrá a hablar con los familiares cuando haya terminado… Creo que es aquella cama que traen… ¡Sí, es ella!, y está despierta. Todo ha ido bien, como suele ocurrir. “Hoy tendrá que quedarse, pero seguramente podrá marcharse mañana”, dice la enfermera. Gracias. Sí, ya es dueña de su cuerpo otra vez, mañana podrá volver a soñar, a vivir…La mujer joven que ocupa ahora la 4C07 ha tenido un aborto y está llorando. Pero los árboles que hay en el jardín interior están en flor.