Voleskine Ventaniano. Relatos Cortos, reseñas literarias, musicales y cinematográficas.

martes, agosto 22, 2006

Máquina de escribir. Programa: Limites Primera parte (1 de 2)

La sangre. Godiva

Le encontré mirando pensativo por la ventana abierta. Me fijé en el movimiento de su flequillo, en su tórax estrechito, desnudo, sin vello. Al notar mi presencia me dijo: -me gustan estos días con viento en los que parece que algo va a cambiar- Sonreí a su observación. Le sonreí a él, rastreando discretamente con la mirada el ambiente de su cuarto: cedés por todas partes, videojuegos, cómics orientales, zapatillas, camisetas, unos “nunchakus”, fotos de la niña, libros, pequeños aparatos de musculación, cojines y el omnipresente ordenador. -Me imagino en un velero o algo de eso, moviéndome por ahí, viendo cosas y conociendo a mucha gente interesante- Su vida paralela a la mía, algunos de sus pensamientos parecidos a los míos, su juventud que yo ya perdí. Sus costumbres, sus manías, su manera de hablar y gesticular, las palabras forasteras que aprendo con él, su desorden, su música, su cuerpo desgarbado extendido con indolencia a lo largo la cama. Su olor. Dosifiqué cuidadosamente mi abrazo por no oir eso de -¡Qué plasta eres, mamá!-