Amance Valencia. Francisco M. Aguado Blanco.
La oscuridad viaja a impactos para alcanzar a la luz. La casualidad decide entre puntos contrarios, por la línea más corta. La fatalidad espera a ambas vestida de curva peligrosa. Bajo tierra, luz a lo lejos; próximas las chispas. Pequeños destellos sacados a golpe de vida, luchan. Hay que salir de la forma en que moldea el metal, el hombre: el yerro. Reparto de suertes entre jirones de piel abrasada, entre trozos de cristal de ventanas, dentro del bombo abovedado, túnel de sorteo trágico, con dolores de cercanías y premios lejanos. ¿Nuestro estado del material? Lágrimas. ¿La imagen verdadera de Valencia? La conciencia, tan enlutada de muerta como herida tan alegre anteayer como ayer callada. Hoy. Mañana... Y aún así, tanta luz.(Recuerdo entrañable a víctimas y familiares.)
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