Voleskine Ventaniano. Relatos Cortos, reseñas literarias, musicales y cinematográficas.

sábado, julio 01, 2006

Máquina de escribir. Programa: Limites Primera parte (1 de 2)

Mármol. Valeria Riotinto.

Briznas de mármol entre las uñas mordidas, eso dijo que tenía ella. El diagnóstico no era del médico, sino sólo suyo. Antes había llevado esas mismas uñas muy bien pintadas, como anunciando que las puntas sobresalientes del extremo de sus dedos estaban vivas, que una sangre subterránea las podía recorrer si se lo proponía, una sangre artificial envasada en frasquitos que en lugar de extraerse con jeringuilla se hacía con un pincelito, que dolía menos, y que cubría la superficie dura y con manchas blancas hasta introducirse, por absorción, muy dentro de la carne. Pero desde que había sentido las briznas de mármol empezó a ignorar las uñas y luego a morderlas, hasta que se quedó sin ellas.
No es lo que tengo, sino lo que soy, dijo Antonio Banderas en un anuncio de relojes mientras veíamos la tele la última noche. Ella estaba en un extremo del sofá y yo en el otro. Sólo había una lámpara encendida en una esquina que me hacía ver su cuerpo entre sombras. Yo dije que me gustaba esa mirada de Antonio Banderas, que me recordaba a alguien, y ella encendió un cigarrillo y repitió, no es lo que tengo, sino lo que soy. Se miró las manos y me dijo que ya no podría volver a tocar nunca más las teclas de su ordenador.

y ella encendió un cigarrillo y repitió, no es lo que tengo, sino lo que soy. Se miró las manos y me dijo que ya no podría volver a tocar nunca más las teclas de su ordenador.