Voleskine Ventaniano. Relatos Cortos, reseñas literarias, musicales y cinematográficas.

martes, febrero 21, 2006

Máquina de escribir. Programa: Limites Primera parte (1 de 2)

A MENOS DE UN METRO. Francisco M. Aguado Blanco

Me he encendido por una mirada tuya. Yo, que andaba de tránsito pero sin orillas. Pero me sentenciaste en el metro en algún descuido de la Compañía. Porque eras y eres la maquinista, la conductora o como se diga. Gozosa, te derramas en las curvas mientras yo te veo entre brumas de un ojo de buey sucio practicado en la puerta de tu cabina. Las estaciones, auroras consumidas a tus espaldas. Tus dedos me regalan espacios despacios hasta llegar a cabecera de estación, casi de pista, con emoción. Es como declinar un verso en prosa férrea extendido. Cada mañana. A las siete y media. Tu turno, mi turno. Tú-tú, me dices para avisar que me dejas como abejas a su miel cada mañana. He de apearme de tu piel de ruidos y hierro; de chiflidos de ruedas y frenos; de tu vista que ve lo que yo veo apenas unos palmos más tarde; de tu suspendido aire mientras yo me aireo. He de dejarte volando por túneles, estaciones, apeadores o apeaderos. Amenaza a las pocas tazas de vida que quedan en el metro y vuelve sana mañana en tu paraíso de melancolía de la línea seis, a las siete y media. Te espero.
Tú-tú, me dices para avisar que me dejas como abejas a su miel cada mañana. He de apearme de tu piel de ruidos y hierro; de chiflidos de ruedas y frenos; de tu vista que ve lo que yo veo apenas unos palmos más tarde; de tu suspendido aire mientras yo me aireo.